22 enero 2008

WORDS WORDS WORDS

Tanta habilidad filosófica, tanta disertación bien temperada, tanta facilidad de estructura, tantas palabras, las palabras, tantas palabras. ¿Qué habrá de verdadero en lo que hacemos con ellas? Nuestra salvación habría que inventarla, tal vez porque con las palabras se llega a nada, se avanza y se sigue avanzando pero nadie nos comprueba cuál es la meta de tanto avance. La salvación no ha de ser una meta, cada vez me convenzo más de que es sólo una cuestión de percepción, entonces las palabras sirven de poco para salvarse, para identificar la Verdad, para esas certezas metafísicas que duran apenas un instante.

Esas palabras que nada.

Uno de los ejes centrales de Rayuela es la (in)comprensión de la, digamos, efectividad de las palabras cuando de aludir a lo verdadero se trata, entonces la mesa que es mesa y el 4 resultado de 2+2 es el escándalo, ¿tantos siglos de letras, de complejas ideas expresadas en palabras, tienen verdaderamente sentido?.

La palabra es institucional, está bien morir por ella, desvivirse, hacer la revolución desde ella, ser rebelde junto a ella, la poesía es un acto de plena y bella inconformidad, la novela es el instante sagrado que sostiene un universo más que real, los tratados de filosofía son manuales de cómo quejarse elegantemente, pero, a la vez de todo ello, siempre está ésta sospecha de que tal vez, sólo tal vez, la libertad sea otra cosa, y no esa cosa rara llena de argumentos lúcidos que sólo los especialistas comprenden y que, fuera de ellos, cualquier imbécil hecho y derecho, contentísimo de autoproclamarse imbécil, admira aunque no comprenda qué quiso decir el poeta cuando estructuró ese complicado verso que, de tan complejo, se alejó del hombre para siempre, y se engarzó a un altar, y se volvió figura mítica, estrella pop inaprensible y sobrehumana, genio “intelectual”, oh poeta de finos inalcances, escritor exquisito que te alejaste del hombre para encumbrarte entre esos muertos memorables de tumbas famosas y nulos puentes tendidos con el hombre común, ese hombre común tan perdido como tú, tan creyente del conflicto, la tragedia y el encarcelamiento como tesis de realidad, como ecuación definitoria.

Pero aquí estoy con éstas palabras, esos instrumentos que me alejan de lo que quiero decir en lugar de hacerme más fácil comunicarlo. Tal vez no se me entienda.

1 comentario:

"aZuLsOyYo" dijo...

Es una prueba de que no podemos alejarnos del mundo de las letras asi que bienvenidos de nuevo…
Respecto a que si soy guionista no no lo soy en la universidad tome una clase de guionismo y me encanta escribir es más bien eso….
Bueno que tengas un lindo día