26 abril 2006

Días de oficina

UNO.

-Son lugares comunes el café y la mano en la nuca. Yo a veces siento que la corbata tuerce y eso es un yugo. Alguna vez escuché que el usar corbata simboliza dicho yugo: yo llevo al cuello una corbata como un perro que no le queda de otra más que aceptar el collar.

Pero no diario traigo corbata, entonces no siempre pienso esto llegado el medio día.

Y me gustan mis trajes, tengo uno gris con rayitas muy sutiles en blanco fascinante.

-A la una de la tarde el baño suele poblarse de hombres en camisa que, cuando se conocen, hablan de esos otros lugares comunes oficinistas: el fin de semana deportivo, el chisme político, las mujeres atractivas (generalmente compañeras de departamento). Y las corbatas van al hombro para que no se mojen al lavarse las manos, no falta quien hable por celular mientras caga, yo a veces me pongo a jugar Snake.

-Suenan lejano los tacones, en esas zonas donde por alguna razón no hay alfombra. Y se escucha una suave brisa marina, en este caso un ir y venir de tecleos y hojas y cajones que se abren y luces que encienden y voces que negocian, informan, mandan, regañan. Se extraña la basura porque eso nos acerca con el hogar, donde no nos importa tener el bote de basura a la vista, cosa que aquí no ha de suceder, para colmo los intendentes son discretos.

-Hoy se rompió la armonía por una marcha en la avenida de aquí afuera. Hasta hoy me enteré que todos nosotros trabajamos a lado de una Institución del Estado, entonces cientos de personas cerraron esta avenida y se dirigieron marchando y gritando hacia acá para realizar un plantón que ya lleva varias horas. Sus demandas son ambiguas, pero el ritmo y la creatividad de sus cánticos y gritos es bella: el verso poético prevalece en la sociedad en forma de exigencias agrícolas, sociales, económicas, etc. y si no es poema lo que cantan (justicia-queremos / no-sean-tan-culeros (Garrido-Buendía / son-una-porquería (a-esto-venimos / lo-nuestro-exigimos (qué-pide-la-gente / pafuera-este-Vicente)))) al menos sí demuestran una creatividad insospechada que no se puede dejar de admirar.

Desde la ventana se ve como vienen los granaderos a pedirles amablemente a los del plantón que se vayan. Y yo pienso en los dos lados de la moneda, los que demandan y los afectados por tener a tan importante avenida bloqueada, que es mucha gente, yo mismo si esto no acaba para la hora en que yo regreso a casa.




Y DOS.

No veo en todo esto (la diaria rutina de los folios y el contacto personal, las sorpresas urbanas, el sol dando de lleno, el cielo gris) un solo signo que me diga que no hay aquí, también, lo hechizante para hacer literatura, para surgir poemas.

Hay gente un poco necia en el romance con lo simple y bello, como yo, y que en un ardid de sencillez, puede estremecerse en los recovecos de las emociones, ya sea al ver un aguacero junto a un parque o escuchar el disco de siempre o al pensar en la vida como ese suspiro-universo donde el aprendizaje deja conocimiento, y éste un tanto de libertad, hecho más que posible.

Mi lugar común en los días de oficina es la ventana y la mutación del día.

3 comentarios:

c. dijo...

espejel, fome es aburrido y helado de canela sí hay en Mexico, seguro que tú no lo has encontardo todavía, pero tiene que haber, hasta creo que cuando fui lo vi, saludos, c.

pd. no leí el texto, porque la foto me mató, quizás otro día que ande más fuerte

Xigna dijo...

la vida de oficina...siempre parece que no pasa nada pero en realidad pasa mucho...todavìa no conozco tu lugar de trabajo, amor, espero un dìa me invites, se que no es gran cosa pero me gustarìa saber donde es que pasas tantas horas alejado de aqui

Alejandro Palizada dijo...

algo hay de diferente en este texto en particular, algo fascinante.

helado de canela, de aguacate, de mole, de chicharrón, de pollo, de tequila, etc, etc... en dolores hidalgo hay helados de todos los sabores. (ah, el sabor del helado de maíz, y de zapote)