Así comienza su ensayo el poeta cubano Virgilio López Lemus acerca de José Lezama Lima: cubano cronopio que tendió puentes con otros escritores, no necesariamente de la época, sí necesariamente universales, aquellos que han entrevisto que en el poema no hay nada qué aportar como historia o moraleja, no hay nada qué decir al respecto del hecho concreto de la vida que no se haya dicho ya (y de mejor forma) a través de otros lenguajes. En ese caso el poema alejaría al hecho difícil de (pronunciar) la poesía, lo poético. El poema no tiene por qué ser igual a esos otros lenguajes existentes como el político, mediático, artístico, etc. aunque abreve de todos ellos: la vida misa. Tiene que ser equivalente a todo tocando temas

“Lezama prefería no ser comprendido, sino aprehendido, o sea, él no quería que se llegara a entender su polisémica obra, como se entiende racionalmente lo objetal o el lenguaje matemático, sino que se ejercitase la intuición, que se fuese al poema mediante aquella idea de que es posible, porque es imposible”.
Aquí va a la mitad del ensayo y entonces descansar en la salvedad de lo convencional, de lo que ya existe por otros como fórmula de vida, se reafirma como un hecho imposible que hace que la poesía no deje de ser vigente, no por el hecho de los libros que se venden o la enseñanza al respecto en las escuelas, sino por la vuelta al origen que escritores como Lezama y ensayistas como López Lemus buscan explicar sin explicarlo: el ser que se encuentra con su potencial: absurdo, absoluto, pasajero y universal.
Momento de los ejemplos (nótese el cuidado con el que Lezama parece descuidado (más que comunicar una idea hace que se escuche el crack de una cachetada metafísica (cosa de no-buscar-entender como estamos condicionados a hacerlo!!!))):
Sobre un grabado de alquimia china
Debajo de la mesa
se ven como tres puertas
de pequeños hornos,
donde se ven piedras y varas ardiendo,
por donde asoma el enano
que masca semillas para el sueño.
Encima de la mesa
se ven tres cojines grises y azules,
en das de ellos hay como figuras geométricas
hechas con huevos irrompibles.
Al lado un jarrón sin ornamento.
Pedazos de leña por el suelo.
Un hombre curvado con una balanza
pesa una cesta de almendras.
La varilla de ébano
alcanza de inmediato el fiel.
El hombre que vende
teme a los tres pequeños hornos
que se esconden debajo de la mesa.
Por allí deben salir
las figuras esperadas
que vendrán cuando el pesador
logre el centro de la canasta.
A su derecha el hombre que contempla
absorto al pesador,
juega con unos pájaros.
El ensayo en cuestión: Imagen versus palabra: Apuntes sobre la poética de José Lezama Lima. Virgilio López Lemus, poeta, ensayista, crítico y traductor cubano.
Tomado de: Voz Otra. Revista Iberoamericana de poesía y crítica. No. 2 Enero-Febrero 2006.