19 abril 2005

El Lado B

Seis indigentes, prácticamente invisibles de día, se juntan por las madrugadas para platicar de Lo-Pro-fun-do. Su territorio es la colonia Polanco, en la ciudad de México, a lado de calles como Horacio y Moliere, Petrarca y Poe, grandes complejos, gigantes corporativos, Masaryk, judíos. Sus juntas son en la escalinata del Auditorio Nacional. El fuego jamás se les apaga porque con el primer cigarro van encendiendo el resto durante toda la noche, parecido a la llama olímpica que recorre el mundo previo a los Juegos. Son indigentes, no tienen encendedor. Pero tienen cigarros. Siempre. Juegan al cubo con insistencia. Escribían poesía en la juventud. Uno de ellos vivía (seguramente) en una calle tipo Pérez Galdós o Newton cuando tenía 23 años. Algunos llevan por nombre Viola, Nazul, Rojelio, Amaro. Su única posesión que atesoran denodadamente es ése mentado cubo de plástico.