27 marzo 2005

Acerca de Quodlimán

Con el siguiente texto propongo a los escritores de blog ENSAYAR sus propios textos. Cierto es que cada poema, cada relato, debe contener sus propias reglas para una interpretación que cada quien realice; que lo que no se dice dentro del poema no va a venir a decirse en su ensayo, sin embargo sí creo que compartir la interpretación del autor puede ser valioso, no como indicador de tips para una lectura determinada sino simplemente como charla de amigos en torno a un apropiado café, buena música, final de tarde, palabras.

Quodlimán es un poema del hombre que se busca a sí mismo, no importando si ése hombre es un marinero francés que ha encallado en Vigo, si se llama Bruce y juega al rugby, o incluso si es canciller de la isla de Pascua. Su búsqueda parece ser dejando de lado su identificación social. Su búsqueda se da porque ha sobrevivido a su nombre. Él mismo sabe que una pregunta bien formulada puede más que todas las respuestas, tiene más poder y dominio, la cree reveladora, por eso el dejo de inutilidad que acepta desde el principio (Ah, hombre inútil que sabe leer...) ante las formas de conocerse convencionales: los astros, la investigación científica, metafísica, enciclopédica, etérea, nada de eso le trae una verdadera utilidad, verdadera como contemporánea, o sea, una utilidad mercantil, una utilidad espiritual.

Sin embargo, en el encuentro con Taratuta, algo sucede que le deja todavía menos respuestas (Taratuta es un ingenuo de primera), aunque viéndolo bien, también parece que le da cierto sentido a su tristeza, la refuerza con una profunda satisfacción por la nostalgia del hombre, Taratuta le hace significar ese mood impreciso que se va gestando en Quodlimán, mood como de imperdible derrota, como de cambio de estructura para su clásica forma de búsqueda.

(Taratuta es una novelita medio desconocida de 1989 de José Donoso, en ella queda menos claro aún quién es este Taratuta, al parecer es un mozo español casado con una vieja adivinadora y el cual siempre recibió burlas por su apellido, con lo que vivió siempre en una honda desolación genealógica, de ahí que creyera siempre que eso que dan por llamar identidad y/o destino se daba con la génesis de su apellido. Pero a la vez Taratuta parece ser un bolchevique al servicio del partido y de la causa leniniana, lo mismo atractivo que regordete, lo mismo clandestino habilidoso que ausente de los registros rusos, aunque también todo parece ser la maraña mental del narrador que resulta ser un escritor hispanoamericano radicado en Santiago.)

El poema parecerá oscuro, pero oscura también es la conciencia del yo, del otro, de la unidad, de la centricidad o excentricidad que cada vida es, de la centricidad o excentricidad que todas juntas son, o somos, o semos. Es éste un poema donde se está cómodo con la ausencia de certezas, donde la identidad con lo diverso se festeja nostálgicamente, con una sonrisa en los labios que pronuncian las palabras: tal vez.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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